El trabajo del compositor para cine no siempre es un camino de rosas hacia el reconocimiento y la fama. Las conversaciones con el director que intenta explicarte con terminología casera y errabunda el estilo que quiere para la música de la película, las duras horas de invocación a las musas después de visionar una y cien veces la misma escena, el febril trabajo contra reloj para que la producción esté acabada; todo ello queda muchas veces malogrado por una sesión incomprensible de montaje en el que las pistas de audio entran y salen, luchando unas con otras de manera caótica e irracional para hacerse un hueco en el espectro sonoro de las embarulladas cinta.
Y eso no es lo peor. Famosa fue la jugarreta que el genio Kubrick perpetró al pobre de Alex North el día del estreno de “2oo1”. No quiero ni imaginar las tormentosas emociones que sentiría cuando comprobó con sus propios oídos que las imágenes de la película no iban acompañadas de su excelente música compuesta con todas sus ilusiones y esfuerzos. El gran genio ni siquiera se había molestado en darle un telefonazo para comunicarle que prefería la musica de otros compositores (no demos muchas vueltas a que uno de ellos incluso había coqueteado con el régimen nazi -un tal Richard al que se le confunde siempre con la familia de facedores de valses cuyo segundo miembro también está presente en la obra- porque la obra artística es independiente de los valores morales del artista).
Si por defecto sufrió North, por exceso lo hizo el gran maestro György Ligeti, que tampoco sabía nada de los tejemanejes de Stanley antes de escuchar sus “Atmospheres” y “Lux Aeterna” en la gran pantalla. El disgusto le valió varios días en cama. A todo esto Kubrick no sentía ningún remordimiento. Todo lo contario, pensaba que encima le hacía un favor por darle a conocer en E.E.U.U. (¿?)
Salvando las distancias y sin ánimo de compararme con estos dos altísimos compositores, os dejo para que escuchéis un fragmento compuesto para una película y rechazada por no encajar en la línea que el director tenía en mente. No es crítica. El compositor para cine tiene que estar dispuesto a trabajar en equipo y en favor de la historia que está contando la cinta. En fin, yo me quedé muy satisfecho depués de componer y producir. Cierta frase que me dictó uno de mis profesores de composición, el ausente maestro Román Alís, la sigo recordando y constatando como una gran verdad: ” una de las cualidades imprescindibles del compositor es saber borrar”.
Aquí os dejo el fichero para que juzguéis por vosotros mismos.